OPERA GUANCHE

UN SITIO PARA CURIOSIDADES DE OPERA DESDE LAS PALMAS




domingo, 8 de agosto de 2010

LOS TIPOS VOCALES V: LA VOZ DE BAJO.

La voz más grave del ser humano se le denomina voz de bajo. Su voz, que se suele extender entre el Do1 y el Fa3, es peculiarmente sonora, de una sonoridad oscura y que suele ser más apreciada cuanto más resuene y más apoyada esté en el pecho, en la caja torácica.
La clasificación de los bajos, atiende más a las características de los roles que acometen, que a su diversidad en el timbre. Como indicamos, a los bajos más líricos, fronterizos con los barítonos dramáticos, se les suele denominar bajo-barítonos, para diferenciarlos del resto, de los bajos puros. No obstante, dentro de los bajos puros la clasificación que utilizaremos de bajo profundo (tieferbass en el repertorio alemán), bajo serio, cantante o noble y el renombrado bajo buffo, atiende más al repertorio que acometen que a diferencias básicas en el timbre. Es decir, definiremos y clasificaremos a los bajos por las características de los tipos de roles que acometen, por lo que habrá bajos que por sus peculiaridades tímbricas, puedan acometer diferentes roles de tipología diferente, aunque no es lo más habitual por exigencias del público.

Bajo-Barítono: Es la voz adecuada para el repertorio alemán del romanticismo de Wagner (Sobre todo el Wotan del anillo, pero también su Holandés Errante) o el expresionismo clasicista de Strauss (Jokanaan, Orestes, Barak) pero también para papeles como el Falstaff de Verdi, el Don Giovanni de Mozart, Fígaro o el Conde de las Bodas de Fígaro, o el Boris Godunov de Musorgsky, e incluso para el barón Scarpia de la Tosca de Puccini. Pero el papel paradigmático de este tipo de voz, sombría y ancha en la media voz, bien apoyada en el grave y con nervio en la zona aguda, es el wagneriano Wotan de la tetralogía. La extensión de este rol no es excesivamente amplia (mi1-fa3) pero el juego de matices que exige en sus recitativos dominar el susurro, el “parlato” y el canto heroico, requiere un cantante con timbre de bajo que posea cualidades de barítono en la zona aguda, pero de un volumen y anchura en las medias/bajas voces especial. Voces de esta tipología han sido George London, José van Dam, Theo Adam, o los más recientes Byrn Terfel, Albert Dohmen, Falk Struckmann, Erwinn Scroft, D’Arcangelo incluso el todo terreno del Met James Morris.

Bajo serio o cantante: Se trata de los papeles de bajo digamos común, centrados en la tesitura distintiva de bajo do2-do3, acometidos tanto por voces apoyadas y con sonoridades de pecho (Christov, Ghiaurov, Siepi) o emitidas más en “maschera” (Ramey, Raimondi, Diaz, el Morris de terrenos pantanosos), por voces más liricas (van Dam, Furlanetto, Pertusi) y por voces más de mayor solidez en los graves (Giaiotti, Hines, Pinza, Plishka), pero voces que siempre han de tener redondez y homogeneidad entre los registros.
Hablamos de roles como los de Mefistófeles de Boito, el Raimondo de la Lucia o el Baldasarre de La favorita, ambas de Donizetti, y los verdianos Zaccaria de Nabucco, Silva de Ernani, el Padre Guardiano de La forza, Fiesco del Boccanegra, Felipe II del Don Carlo, o el Boris Godunov del ruso Musorgsky.

Bajo Bufo: Dada su importancia en el mundo de la opera es importante mención especial a este tipo de papeles muy socorridos por autores como Mozart (el Osmin del Rapto, el Leporello de Don Giovanni, Don Bartolo de Las bodas de Fígaro), Rossini (Don Bartolo de El barbero de Sevilla, Don Magnífico de Cenerentola) y Donizetti (Don Pascuale y el Dulcamara de El elixir). Fernando Corena, Enzo Dara, Paolo Montarsolo, y actualmente nuestro Carlos Chausson son exponentes importantes de este tipo.

Bajo profundo: Se trata de la voz más grave y rocosa y de sonoridad más oscura. Se trata del antiguo “Serioso” de los italianos – Sparafucile del Rigoletto, el Ramfis de Aida, Procida de Vísperas sicilianas, el Gran Inquisidor del Don Carlo – o el denominado tiefer Bass (bajo negro) alemán – Hunding, Hagen, Fafner y Fasolt, de la tetralogía, el Gurnemanz de Parsifal, el rey Enrique de Lohengrin o el Landgrave de Tannhäuser, todas ellas de Wagner, el Sarastro de La flauta mágica o en cierta medida el Osmin del El rapto del Serrallo o El Comendador de Don Giovanni de Mozart o el Rocco del Fidelio de Bethoveen.
Los papeles de bajo serio del repertorio italiano son acometidos por bajos cantantes, pero dada las características peculiares de los papeles germánicos, con ese metal negro, de oscura vocalidad, han florecido varios cantantes centrados en este repertorio. Joseph Greindl, Ludwig Weber, Gottlob Frick, o os más recientes Matti Salminen o Kurt Moll, ambos retirados, y Franz Hawlata o Eric Halfvarson actualmente.

LOS TIPOS VOCALES IV: LA VOZ DE BARITONO

Por Barítono se conoce la voz masculina que se encuentra entre la del tenor y la del bajo, y es en realidad la que más tardíamente obtuvo un espacio autónomo, ya que hasta el romanticismo estaba asimilado a una de las dos categorías citadas. Así, por ejemplo, en el repertorio rossiniano, lo que se llama tenor baritonal es lo que correspondería a los actuales barítonos. La diversificación de las tesituras vocales que se produce a partir de la obra de Bellini, Donizetti y sus contemporáneos, llevó a la necesidad la creación de esta tipología intermedia, anunciada como posible e incluso deseable ya por algunos tratadistas del siglo XVIII.
La del barítono, que además de ser la voz intermedia en el hombre, es la más común, es una voz que puede extenderse desde el mi1 al la3, con una tesitura que comúnmente está entre el mi2 y el mi3, y que debe tener con relativa facilidad y brillo el fa3 y, si se desea cantar ciertos papeles verdianos, el sol3.
En función de su tesitura y timbre, podemos diferenciar entre barítonos ligeros o agudos, los líricos y verdianos y los barítonos dramáticos, dejando los barítono-bajos para estudiarlos con las voces de los bajos.

Barítono Ligero o Agudo: El más cercano al tenor, es por tanto aquel que posee la voz más ágil y aguda de entre los barítonos. De timbre claro y flexible, con agudos brillantes, pero con relativa debilidad en el registro grave y central, y volumen justo, es la voz adecuada para los roles y gráciles de Mozart (Fígaro y el Conde de Las bodas de Fígaro, el Papageno de La Flauta Mágica o el Guglielmo de Cossí fan tutte). Pero también es el ideal para los papeles belcantistas de Rossini (Fígaro de Il Barbiere o el Dandini de La Cenerentola), de Bellini (Riccardo de I Puritani) o Donizetti (Belcore de L’elisir, Malatesta de Don Pasquale o Enrico de Lucia) y para otros roles románticos (Germont de La Traviata de Verdi, el Wolfram del Tannhäuser de Wagner, el Valentín del Faust de Gounod o el Albert del Werther de Massenet).
Barítonos líricos famosos son los alemanes Hermann Prey y Dietrich Fischer-Dieskau, el francés Robert Massard o el suizo Philippe Huttenlocher, y actualmente Simon Keenlesyde, Thomas Hampson, Marius Kwiecien o Ludovic Tezier.

Barítono Lírico: Este subtipo se caracteriza por tener voces de mayor volumen y extensión que las anteriores, más redondas en el centro y mayor firmeza de registro grave, y agudos igual de firmes pero más vibrantes y con mayor squillo que los ligeros. No obstante además, tienen que poder resolver pasajes de cierta dificultad en materia de agilidad y contar con unas posibilidades expresivas mayores. Su registro debe llegar al sol agudo (incluso sol# y en ocasiones un la natural no escrito pero "exigido" por la tradición).
Dentro de esta categoría, hay uno muy particular y muy renombrado que, a mi gusto personal, define al barítono puro: El barítono verdiano. Es una tipología del barítono lírico, lo que implica que tiene que tener todas las características del lírico y otras más adicionales. Por tanto, todo barítono verdiano es un barítono lírico, pero no todo barítono lírico es un verdiano. Las exigencias particulares radican en una mayor capacidad de desarrollo de la línea aguda, en el manejo de matices tímbricos (carnosos, aterciopelados y algo oscuros) y su elegancia en el fraseo en el registro medio, y una particular resonancia en los graves.
Aquí se englobarían la mayor parte de los roles verdianos: Nabucco, Simón Boccanegra, Rigoletto, el Conde (Trovatore), Don Carlos (Ernani y La Forza), Posa (Don Carlos), Renato (Un ballo in maschera), Amonasro (Aida). Iago (Otello) y Ford (Falstaff). Papeles de barítono lírico no verdiano serían el Athanael de Thäis de Massenet, el Eugene Oneguin, Tonio de I Pagliacci, Alfio de Cavalleria Rusticana, el Barnabá de La Gioconda, o el Anfortas del Parsifal.
Los barítonos verdianos más famosos de todos los tiempos han sido italianos (Ricardo Stracciari, Tita Rufo, Etore Bastianini, Aldo Protti, Tito Gobbi, Giuseppe Taddei, Silvano Carolli, Piero Cappuccilli) aunque ha habido voces americanas de indudable valía (Leonard Warren, Robert Merrill, Sherrill Milnes, Cornell MacNeill). Otros destacados barítonos Líricos han sido Mateo Manuguerra, Renato Bruson, Leo Nucci, Bernd Weikl o Walter Berry.

Barítono Dramático: Como en general para las voces dramáticas, requiere de mayor potencia en los graves, mayor amplitud y énfasis en el centro, menor requerimiento de flexibilidad y agilidad, aunque los agudos no sean tan requeridos. Esta categoría linda y se confunde con la próxima que veremos, los Bajo-barítonos, por lo que es de difícil concreción. No obstante papeles para estos barítonos serían el Barak de La mujer sin sombra, el Orestes de Elektra o el Jokanaan de Salomé, todas de Strauss, el Telramund de Lohengrin o el Kurwenal de Tristan e Isolda de Wagner, el Wozzeck de Berg, el Scarpia de Tosca de Puccini o el Falstaff de Verdi, y voces de este color podrían ser las de George London, Hans Hotter, Geraint Evans o James Morris.

LOS TIPOS VOCALES III: LA VOZ DE TENOR

La del tenor es la voz más aguda de las del hombre. La extensión tonal de la voz de tenor va desde generalmente del Sol1 al Do4, aunque muchos cantantes llegan al Re4, e incluso al Fa4, mientras que su tesitura se extiende desde el Fa2 a Mi3.

El tenor ligero: Es la voz más aguda de entre los tenores, pero también la de mayor carencia de “squillo”, de metal, de poder de penetración. En el timbre del ligero pueden entremezclarse emisiones a plena voz con falsetes. Su voz no suele ser extensa, pero si hábil para las agilidades o coloraturas. Las obras del barroco o del bel canto, al utilizar orquestas pequeñas, se escribieron para tenores ligeros, requiriéndoles un alto grado de agilidad (y facilidad en el agudo en el Bel Canto) pero no demasiado volumen ni fuertes acentos dramáticos. Roles típicos del tenor ligero son de Rossini, el Conde de Almaviva de El barbero Sevilla, Lindoro de L'italiana in Algeri, don Ramiro de La Cenerentola y Otello y Rodrigo del Otello; De Verdi el Fenton del Falstaff; De Donizetti el Nemorino de L’elisir d’amore. Tenores famosos considerados ligeros del siglo XX son: Tito Schipa, Ferruccio Tagliavini, Luigi Alva, Rockwell Blake, Francisco Araiza y Juan Diego Flórez.

El tenor lírico-ligero: Estamos ante una voz de mayor consistencia que la del ligero, sobre todo en la zona grave, y de mayor extensión a plena voz en la zona aguda. El llamado “tenore di grazia” tiene la amplitud del lírico, sobre todo en el registro inferior y medio, y la agilidad y facilidad del ligero en la zona superior.
Este tipo de voz es el más adecuado para afrontar la mayor parte de roles mozartianos como Ferrando de Cossí fan tutte, Don Ottavio de Don Giovanni, Tamino de La flauta mágica o Idomeneo. También son lirico-ligeros el Des Grieux de Manon y el Werther de Massenet, el Duque de Rigoletto y el Alfredo de Traviata, de Donizetti el Ernesto de Don Pasquale, Fernando de La Favorita y Tonio La fille du régimen, de Bellini el Arturo de I Puritani y el Elvino de La Sonnambula o Nadir del Pescador de Perlas de Bizet. Fritz Wunderlich, Anton Dermota, Geroges Thill, Alain Vanzó, Nicolai Gedda, Alfredo Kraus o el joven Giuseppe Di Stefano han sido los mejores tenores lírico-ligeros.

El tenor lírico: Voz de mayor potencia y firmeza en la proyección que la del tenor ligero, se le suele exigir una buena zona media de su registro y belleza en el agudo, o dicho de otro modo, su centro de voz debe ser amplio y su agudo brillante y vibrante.
Roles como el Max de Der Freischütz de Weber, el Erik o el Parsifal de Wagner, el Romeo o el Fausto de Gounod, el Rodolfo de La Boheme, el Pinkerton de Butterfly y el Cavaradossi de Tosca de Puccini o el Rodolfo de Luisa Miller y el Gabriele Adorno de Simon Boccanegra de Verdi, admiten líricos puros. Giacomo Lauri-Volpi, Beniamino Gigli, el Plácido Domingo joven, José Carreras, Jaume Aragall, Luciano Pavarotti, Carlo Bergonzi o Giuseppe Di Stefano en su segunda etapa, son voces de ese carácter.

El tenor lírico spinto: La palabra “spinto” significa en italiano empujar, reforzar, por lo que el tenor lírico spinto es el lirico cuya voz produce un sonido más fuerte y violento. Es una voz por tanto caracterizada por tener más cuerpo, mayor potencia y capacidad de proyección que la voz de tenor lírico puro. No obstante, como en el caso de las sopranos, existen muchas matizaciones a realizar, sobre todo porque generalmente las voces spinto suelen ser voces líricas en origen que han ido ganando en anchura, como las de Caruso, Lauri-Volpi o Plácido Domingo, pese a su cortedad en el sobreagudo, o incluso las de Carreras, Bergonzi o Pavarotti. Pero si queremos encontrar voces consideradas como puramente “spinto” tenemos las de Aureliano Pertile, Miguel Fleta y Franco Corelli.
Las voces de tenor que poseen ese matiz de “spinto” de forma natural, como la de Corelli, de medios fabulosos y de un mordiente y squillo singular en la zona aguda, son de las voces más apreciadas en la opera. Miguel Fleta, que tuvo una voz de las más extraordinarias de la historia, de centro y graves baritonales y de franja aguda soberana, squillante, puede que fuera el tenor cuya voz reunió de un modo más claro las características del lírico-spinto, aunque dada sus facultades para regular su sonido y para emitir filados, acometió roles más líricos, como el propio Corelli.
La del lírico-spinto es la voz ideal para los roles verdianos como el Radamés de Aida, el Manrico del Trovador, el Arrigo de La batalla de legnano, el Ernani, el Stiffelio, el Don Carlo o el Don Alvaro de La forza del destino. Pero también lo es para el Florestán del Fidelio de Beethoven o para los roles wagnerianos de Tanhäuser y Parsifal. El Pollione de Norma de Bellini, el Des Grieux de la Manon Lescaut, el Calaf de Turandot o el Dick Johnson de La fanciulla del West de Puccini, así como Turiddu de Cavalleria Rusticana, Canio de Pagliacci, Andrea Chénier y, con matices, Don José de Carmen, son roles de tenor “spinto”.

Tenor dramático: Es la voz de tenor más oscura de color y, generalmente, más voluminosa y potente, no demasiado hábil para obtener efectos de media voz o filados. Difícilmente llega al do4, aunque cuando llega, puede ser un auténtico cañonazo. Por contra suelen tener un registro medio amplio, redondo, y unos graves consistentes, sonoros y apoyados.
Dentro del repertorio italiano estos cantantes denominados “tenor di forza” tuvieron en el Otello de Verdi su rol paradigmático, y en Mario del Mónaco su exponente máximo del siglo XX. Cantante dotado de un instrumento broncilíneo, con una media voz potente con algo de falta de matices en los pasajes líricos, pero con gran fiato y potencia en el agudo que le permitió acometer con éxito papeles más líricos como Radamés ó Chénier. El chileno Ramón Vinay o John Vickers son otros tenores dramáticos célebres.
El tenor dramático es muy importante en el repertorio alemán. El denominado “heldentenor” lo encontramos en el Baco de Ariadna en Naxos, el emperador de La Mujer sin sombra, ambas de Strauss, pero es fundamental para las operas de Wagner. Los papeles de Siegfried, Tannhäuser o Tristan, requieren este tipo de voces, de singular volumen, penetración y contundencia para enfrentarse a las amplias orquestas wagnerianas. Los históricos Max Lorenz, Franz Völker y, fundamentalmente el danés Lauritz Melchior, y los menos dramáticos Sandor Konya y Wolfgang Windgassen, son referentes de este tipo de tenores, sin sustitutos en la actualidad.