OPERA GUANCHE

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domingo, 8 de agosto de 2010

LOS TIPOS VOCALES III: LA VOZ DE TENOR

La del tenor es la voz más aguda de las del hombre. La extensión tonal de la voz de tenor va desde generalmente del Sol1 al Do4, aunque muchos cantantes llegan al Re4, e incluso al Fa4, mientras que su tesitura se extiende desde el Fa2 a Mi3.

El tenor ligero: Es la voz más aguda de entre los tenores, pero también la de mayor carencia de “squillo”, de metal, de poder de penetración. En el timbre del ligero pueden entremezclarse emisiones a plena voz con falsetes. Su voz no suele ser extensa, pero si hábil para las agilidades o coloraturas. Las obras del barroco o del bel canto, al utilizar orquestas pequeñas, se escribieron para tenores ligeros, requiriéndoles un alto grado de agilidad (y facilidad en el agudo en el Bel Canto) pero no demasiado volumen ni fuertes acentos dramáticos. Roles típicos del tenor ligero son de Rossini, el Conde de Almaviva de El barbero Sevilla, Lindoro de L'italiana in Algeri, don Ramiro de La Cenerentola y Otello y Rodrigo del Otello; De Verdi el Fenton del Falstaff; De Donizetti el Nemorino de L’elisir d’amore. Tenores famosos considerados ligeros del siglo XX son: Tito Schipa, Ferruccio Tagliavini, Luigi Alva, Rockwell Blake, Francisco Araiza y Juan Diego Flórez.

El tenor lírico-ligero: Estamos ante una voz de mayor consistencia que la del ligero, sobre todo en la zona grave, y de mayor extensión a plena voz en la zona aguda. El llamado “tenore di grazia” tiene la amplitud del lírico, sobre todo en el registro inferior y medio, y la agilidad y facilidad del ligero en la zona superior.
Este tipo de voz es el más adecuado para afrontar la mayor parte de roles mozartianos como Ferrando de Cossí fan tutte, Don Ottavio de Don Giovanni, Tamino de La flauta mágica o Idomeneo. También son lirico-ligeros el Des Grieux de Manon y el Werther de Massenet, el Duque de Rigoletto y el Alfredo de Traviata, de Donizetti el Ernesto de Don Pasquale, Fernando de La Favorita y Tonio La fille du régimen, de Bellini el Arturo de I Puritani y el Elvino de La Sonnambula o Nadir del Pescador de Perlas de Bizet. Fritz Wunderlich, Anton Dermota, Geroges Thill, Alain Vanzó, Nicolai Gedda, Alfredo Kraus o el joven Giuseppe Di Stefano han sido los mejores tenores lírico-ligeros.

El tenor lírico: Voz de mayor potencia y firmeza en la proyección que la del tenor ligero, se le suele exigir una buena zona media de su registro y belleza en el agudo, o dicho de otro modo, su centro de voz debe ser amplio y su agudo brillante y vibrante.
Roles como el Max de Der Freischütz de Weber, el Erik o el Parsifal de Wagner, el Romeo o el Fausto de Gounod, el Rodolfo de La Boheme, el Pinkerton de Butterfly y el Cavaradossi de Tosca de Puccini o el Rodolfo de Luisa Miller y el Gabriele Adorno de Simon Boccanegra de Verdi, admiten líricos puros. Giacomo Lauri-Volpi, Beniamino Gigli, el Plácido Domingo joven, José Carreras, Jaume Aragall, Luciano Pavarotti, Carlo Bergonzi o Giuseppe Di Stefano en su segunda etapa, son voces de ese carácter.

El tenor lírico spinto: La palabra “spinto” significa en italiano empujar, reforzar, por lo que el tenor lírico spinto es el lirico cuya voz produce un sonido más fuerte y violento. Es una voz por tanto caracterizada por tener más cuerpo, mayor potencia y capacidad de proyección que la voz de tenor lírico puro. No obstante, como en el caso de las sopranos, existen muchas matizaciones a realizar, sobre todo porque generalmente las voces spinto suelen ser voces líricas en origen que han ido ganando en anchura, como las de Caruso, Lauri-Volpi o Plácido Domingo, pese a su cortedad en el sobreagudo, o incluso las de Carreras, Bergonzi o Pavarotti. Pero si queremos encontrar voces consideradas como puramente “spinto” tenemos las de Aureliano Pertile, Miguel Fleta y Franco Corelli.
Las voces de tenor que poseen ese matiz de “spinto” de forma natural, como la de Corelli, de medios fabulosos y de un mordiente y squillo singular en la zona aguda, son de las voces más apreciadas en la opera. Miguel Fleta, que tuvo una voz de las más extraordinarias de la historia, de centro y graves baritonales y de franja aguda soberana, squillante, puede que fuera el tenor cuya voz reunió de un modo más claro las características del lírico-spinto, aunque dada sus facultades para regular su sonido y para emitir filados, acometió roles más líricos, como el propio Corelli.
La del lírico-spinto es la voz ideal para los roles verdianos como el Radamés de Aida, el Manrico del Trovador, el Arrigo de La batalla de legnano, el Ernani, el Stiffelio, el Don Carlo o el Don Alvaro de La forza del destino. Pero también lo es para el Florestán del Fidelio de Beethoven o para los roles wagnerianos de Tanhäuser y Parsifal. El Pollione de Norma de Bellini, el Des Grieux de la Manon Lescaut, el Calaf de Turandot o el Dick Johnson de La fanciulla del West de Puccini, así como Turiddu de Cavalleria Rusticana, Canio de Pagliacci, Andrea Chénier y, con matices, Don José de Carmen, son roles de tenor “spinto”.

Tenor dramático: Es la voz de tenor más oscura de color y, generalmente, más voluminosa y potente, no demasiado hábil para obtener efectos de media voz o filados. Difícilmente llega al do4, aunque cuando llega, puede ser un auténtico cañonazo. Por contra suelen tener un registro medio amplio, redondo, y unos graves consistentes, sonoros y apoyados.
Dentro del repertorio italiano estos cantantes denominados “tenor di forza” tuvieron en el Otello de Verdi su rol paradigmático, y en Mario del Mónaco su exponente máximo del siglo XX. Cantante dotado de un instrumento broncilíneo, con una media voz potente con algo de falta de matices en los pasajes líricos, pero con gran fiato y potencia en el agudo que le permitió acometer con éxito papeles más líricos como Radamés ó Chénier. El chileno Ramón Vinay o John Vickers son otros tenores dramáticos célebres.
El tenor dramático es muy importante en el repertorio alemán. El denominado “heldentenor” lo encontramos en el Baco de Ariadna en Naxos, el emperador de La Mujer sin sombra, ambas de Strauss, pero es fundamental para las operas de Wagner. Los papeles de Siegfried, Tannhäuser o Tristan, requieren este tipo de voces, de singular volumen, penetración y contundencia para enfrentarse a las amplias orquestas wagnerianas. Los históricos Max Lorenz, Franz Völker y, fundamentalmente el danés Lauritz Melchior, y los menos dramáticos Sandor Konya y Wolfgang Windgassen, son referentes de este tipo de tenores, sin sustitutos en la actualidad.

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